Renuncia a Definirte y a Definir a los Demás: las etiquetas

Fernando Martínez Llarena

7/1/20243 min read

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Definirte a ti y a los Demás Nos Limita

Cuando ponemos etiquetas y definiciones a nosotros mismos y a los demás, éstas actúan como una prisión invisible que restringe nuestras relaciones externas e internas, ya que reducimos nuestra identidad a una serie de características y comportamientos limitados y condicionados. Etiquetas como "tímido", "extrovertido", "inteligente" o "inútil", no solo influyen en cómo nos vemos a nosotros mismos, sino también en cómo nos ven los demás.

Según la etiqueta colocada, la persona puede internalizar esta definición y actuar de acuerdo a ella, perpetuando un ciclo de comportamiento que puede generar una baja autoestima y un rendimiento profesional deficiente. Definir a alguien como "difícil" o "problemático" puede afectar la manera en que nos relacionamos con esa persona, predisponiéndonos a conflictos y malentendidos.

Del mismo modo, al definir nuestras propias emociones y comportamientos, como por ejemplo: "siempre ansioso" o "nunca suficiente", nos limitamos a una manera de actuar condicionada por estos atributos.

Es aconsejable que, en lugar de vernos a nosotros mismos y a los demás a través de un prisma de definiciones restrictivas, adoptar una perspectiva más abierta y empática hacia nosotros y hacia los demás. Esto no solo mejora nuestra autoestima, sino que también enriquece nuestras relaciones, permitiéndonos interactuar desde un lugar más humano. ¿Cómo lo podemos hacer?

Empezar a Romper con las Definiciones

Romper con las definiciones y etiquetas que nos imponemos a nosotros mismos y a los demás resulta generalmente un gran reto, debido al hábito instalado en nuestro inconsciente de actuar así, etiquetando. Pero romper con este hábito es un proceso liberador. Puedes realizar estas prácticas:

  1. La auto-reflexión. Dedica tiempo a cuestionar tus propias creencias y prejuicios. Pregúntate por qué consideras ciertos aspectos de ti mismo o de los demás como definitivos. Este ejercicio te ayudará a identificar las etiquetas que has internalizado y a comprender cómo limitan tu percepción y comportamiento.
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  2. Adoptar una mentalidad abierta. Esto implica estar dispuesto a aceptar que las personas, incluyéndote a ti mismo, pueden cambiar y evolucionar. Enfrentarse al miedo al cambio y a la incertidumbre es parte de este proceso. Reconoce que el cambio es una constante en la vida y que aferrarse a definiciones rígidas solo crea resistencia y sufrimiento.
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  3. La auto-compasión y el perdón. Sé amable contigo mismo durante este proceso y perdónate por haber creído en etiquetas limitantes en el pasado. Recuerda que es un aprendizaje continuo y que cada paso que das hacia la liberación de las etiquetas es un avance significativo.
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  4. Finalmente, alienta pequeños cambios en tu lenguaje y forma de pensar. En lugar de decir "soy una persona tímida", prueba con "a veces me siento tímido". Este simple cambio puede abrir la puerta a que no actúes siempre de la misma manera y te atrevas a abordar las situaciones desde otro lugar.

Como siempre digo, acude a un coach profesional que te ayude en este camino de des-etiquetado, porque al incorporar estas prácticas en tu vida diaria, estarás más preparado para liberarte de ellas y vivir con una mayor autenticidad, empatía y bienestar personal.

El Poder del Autodescubrimiento y la Aceptación de los Demás

Al dejar de definirse y definir a los demás, nos permitimos explorar nuevas facetas de nuestra propia identidad sin las restricciones impuestas por las expectativas externas o autoimpuestas. Este proceso de autodescubrimiento nos abre a un abanico de oportunidades que quizás nunca hubiéramos considerado si nos hubiésemos mantenido dentro de los límites de una definición rígida.

En el contexto de las relaciones interpersonales, aceptar a los demás sin etiquetas, al ver a las personas como seres completos y complejos, en lugar de reducirlos a un conjunto de características o roles, fomentamos un entorno más inclusivo y comprensivo, lo que crea un espacio donde todos se sienten valorados y respetados por quienes son realmente.

Tomemos el ejemplo de Ana, una profesional que decidió dejar de etiquetarse como "introvertida". Antes, evitaba situaciones sociales por miedo a no encajar. Sin embargo, al liberarse poco a poco de esta etiqueta, comenzó a participar en eventos de networking y descubrió que podía construir conexiones con otras personas que enriquecieron tanto su vida personal como profesional.

Para mantener esta práctica a largo plazo, es esencial desarrollar la autoconciencia y la empatía. Esto implica cuestionar nuestras propias creencias y prejuicios, y estar dispuestos a ver más allá de las apariencias. Además, es útil rodearse de personas que comparten esta mentalidad abierta y que nos apoyen en nuestro viaje de autodescubrimiento y aceptación de los demás.